La pileta debe ser un lugar de recreación y sin embargo un simple descuido puede convertirse en muchos casos en una fatalidad. Hay que saber que los accidentes pueden prevenirse y que es de suma importancia estar informados y tomar las medidas de precaución necesarias para anticiparse a los hechos y evitar consecuencias indeseadas. Los cercos y las cubiertas de seguridad suelen ser una de las mejores maneras de evitar que los chicos jueguen cerca del agua y ahorrarse horas de vigilancia.
La primera alternativa es instalar un cerco de protección que recorra el perímetro de la pileta. Este sistema mantiene a los chicos alejados del agua evitando que ingresen al área de la piscina. Para que sean efectivos deben tener una altura superior a 1,20 metros y no contar con barandas que ayuden a los niños a treparse. Existen muchos modelos de cercos, con diferentes formas, fabricados con distintos materiales y con diseños especiales para combinar visualmente con el entorno y no cubrir la vista de la pileta. Otros son también removibles, con paneles unidos por trabas de seguridad que los chicos no podrán quitar.
Otra posibilidad es colocar un cubrepileta o red de protección directamente sobre el agua. La mayoría de los pileteros ofrecen tres opciones: cobertores de lona, redes o cobertores rígidos. Los más modernos incluso se activan automáticamente evitando posibles olvidos y ahorrando preocupaciones.
En cualquiera de los dos casos lo que hay que tener en cuenta es que estos sistemas de protección son complementos eficaces para prevenir accidentes pero que en ningún caso sustituyen el cuidado de los más chicos por un adulto responsable en las horas de juego.
No te olvides de estos tres principios a la hora de comprar un cerco o una cubierta: seguridad, resistencia y practicidad.
