El proceso de filtración del agua de la piscina es el mecanismo principal de limpieza y purificación del agua, y desempeña una tarea crucial para mantener el agua cristalina y preparada para el baño familiar. El filtro es el encargado de eliminar las impurezas de las que a veces sólo nos damos cuenta de su aparición cuando la lámina adquiere una tonalidad sospechosa y deja de tener un aspecto saludable.
Aunque el sector nos ofrece distintos tipos de filtros o depuradoras para piscinas, básicamente todos funcionan de la misma manera: el agua de la piscina es succionada por el skimmer gracias a la potencia suministrada por la bomba, para pasar a continuación a un tanque o depósito que contiene un material especial de filtrado. Después regresa a la piscina, completando un ciclo. Dependiendo del uso, se aconseja un ciclo completo del agua de la piscina por día.
Este proceso tiene una duración que depende de varios factores: los metros cúbicos de la piscina, la potencia de la bomba/ del motor, y también la capacidad del filtro empleado. Se recomienda por lo general que el tiempo de duración de este proceso esté comprendido entre las cuatro y las seis horas para piscinas de uso privado, unifamiliar y, en los casos de piscinas de uso público, dentro de un rango de entre media hora y cuatro horas. A partir de ahí debe escogerse la o las bombas necesarias para la alimentación de la instalación de recirculación del volumen de agua de la piscina.
La bomba es un elemento imprescindible para la instalación, su función consiste en aspirar el caudal de agua desde el vaso de la piscina a través de los accesorios empotrados, (sumidero de fondo, skimmer y toma limpiafondos), para alimentar el circuito de tratamiento y de ahí, el retornar al vaso de la piscina. Las bombas deben ser capaces de recircular el caudal de agua requerido. Es importante recordar que es necesario proteger el rodete o turbina de la bomba, para ello, debe disponerse de una unidad de disprefiltro de gruesos, hilos y cabellos, elemento que, en grupos de bombeo de diseño especial para piscina, “autocebante" o “autoaspirante", con motores de hasta 3 CV de potencia, quedan incorporados o forman parte del propio cuerpo de la bomba.
En el resto de modelos, por ejemplo, las centrífugas, la unidad de prefiltro debe incorporarse, como accesorio, a la boca de conexión de aspiración de la bomba. Por otra parte recuerde que los filtros, sean de cualquier modelo que sean, deben instalarse siempre lo más cerca del vaso de la piscina, con una distancia media de cuatro metros y, a ser posible, a un nivel mínimo de medio metro debajo de la lámina del agua en la piscina. Para distancias superiores debe tenerse en cuenta la pérdida de carga que ello represente.
El proceso de filtración
El proceso de filtración del agua de la piscina es el mecanismo principal de limpieza y purificación del agua, y desempeña una tarea crucial para mantener el agua cristalina y preparada para el baño familiar. El filtro es el encargado de eliminar las impurezas de las que a veces sólo nos damos cuenta de su aparición cuando la lámina adquiere una tonalidad sospechosa y deja de tener un aspecto saludable. El equipo de filtración ha de realizar seis funciones, generalmente por medio de una válvula selectora de seis vías para pequeños diámetros o, por medio de un cuadro de válvulas para diámetros superiores:
• Filtrar
• Retrolavar
• Enjuagar
• Recircular
• Vaciar o desagotar
• Cierre total
Según el medio filtrante escogido, se necesitará disponer de un sistema coadyuvante a la misma, mediante la adición de una solución floculante, controlada y regulada, sobre el caudal de agua a filtrar. En este caso se encuentran las arenas de sílex, las antracitas filtrantes, las zeolitas, así como otros medios de reciente aparición en el mercado como los cristales filtrantes.
En los casos en que, el medio filtrante utilizado sean las tierras de diatomeas o los cartuchos de celulosa, nunca debe aplicarse el efecto de floculación. Al tener una alta capacidad de retención, quedarían las cargas colmatadas de inmediato. Una vez preparada el agua por la floculación, reacción electro física que, con la unión de los sólidos de pequeño tamaño en suspensión en el agua forma floculos o coágulos de mayor tamaño, puestos adecuadamente en sus interiores, donde se retienen los sólidos y floculos formados que se encuentran en suspensión en el caudal de agua, quedando retenidos dichos sólidos, en proporción adecuada a la capacidad de cada medio adoptado.
Mantenimiento del sistema de filtración
Para que el filtro realice correctamente su función, debe realizarse un mantenimiento periódico, que en la mayoría de los casos se reduce a su lavado. La frecuencia de este procedimiento varía dependiendo del uso de la piscina, aunque el mejor indicador será si se considera que el agua no parece tan limpia como antes (señal de que es necesario limpiar el filtro). En el caso de los filtros de arena, un buen indicador de que el filtro necesita pasar por el proceso de limpiado es el aumento de su presión (ver manómetro). Siguiendo las indicaciones del fabricante, el lavado de los filtros deberá realizarse cuando los manómetros indiquen esta presión de obturación.
En cuanto a los filtros de cartucho, la limpieza es sencilla: basta con extraer los cartuchos y utilizar chorros de agua para eliminar la suciedad que ha ido acumulando. Los filtros de arena y de diatomeas generalmente ofrecen el contra-lavado (o lavado a contracorriente). Con el contra-lavado se consigue invertir el sentido de circulación del agua en el filtro y, con ello, se expulsan al desagüe las materias filtradas. El lavado contra corriente es la forma más eficaz de limpiar los filtros de la piscina. La frecuencia vendrá dada por las condiciones de la piscina, piscinas rodeadas de césped, arena o tierras necesitaran mas limpieza de filtros que las piscinas rodeadas de hormigón o madera.
Texto adaptado del original "La filtración del agua de la piscina" publicado por la Revista Piscinas y Jardines Nº 163 (Curt Ediciones)