El dorado y el plateado son colores exclusivos, finos y elegantes. Algunas empresas de piletas ofrecen la posibilidad de revestir el interior de la piscina con estos tonos (empleando pinturas y diseños especiales). Un buen ejemplo del efecto que se consigue es la piscina del hotel de lujo St. Regis Lhasa, del Tiber, decorada con azulejos de oro auténtico.
Si, en cambio, buscás un entorno más clásico y sin demasiadas extravagancias, podés optar por complementos y revestimientos en piedra y madera. Estos materiales son los que se utilizan con más frecuencia y favorecen la combinación de colores clásicos. Si optás por estos acabados, vas a encontrar una amplia gama de tonos en el mercado, desde marrones claros hasta chocolates y, en el caso de la piedra, podés apostar por tonos rojizos que le dan un efecto muy particular a la pileta.
